El transportín es el mejor método para llevar a tu gato al veterinario, pero debes tener otras cuestiones presentes. En este artículo te daremos algunas pautas y te explicaremos cómo evitar que tu gato tenga fobia a este elemento.

En transportín es la forma más segura de llevar tu gato al veterinario. Si quieres que cada visita a tu clínica deje de ser un drama, debes acostumbrarlo a este espacio.

Para ello lo primero es elegir un transportín adecuado. Mejor rígido, que sea fácil de limpiar, con el techo desmontable y una apertura superior por donde entre el gato sin problemas.

Para que se vaya acostumbrando a él, déjalo abierto, ponle algún elemento acolchado para que sea más cómodo, mejor si es una de sus mantitas. Una vez que esté más o menos familiarizado, puedes ponerle la cubierta, pero cuando esté vacío, no con el gato dentro. Puedes rociar feromonas o frotar un trapo por sus mejillas en un momento en el que esté relajado y pasarlo por la entrada y el interior del transportín, para crearle un ambiente más fiable. Cuando el gato esté relajado dentro, el tiempo aproximado que tardamos en el trayecto al veterinario, habremos acabado su acercamiento a este objeto.

No está demás que el día que vayas a llevarlo a la clínica, rocíes con feromonas las esquinas del transportín unos quince minutos antes de la salida

Es más cómodo y menos traumático, introducir a tu minino por arriba que por el lateral del transportín. Una vez dentro, tapa al animal con una de sus mantas limpia. Que cubra toda su visión. Procura tener el coche cerca cuando vayas a sacar al gato. El mejor lugar en el coche para colocar el transportín es delante del asiento del copiloto, comprueba que esté bien asentado. Es donde estará más estable y seguro. Espera unos minutos que el gato se relaje antes de encender el motor.

Una vez en la clínica, procura colocarlo en una zona alta y tranquila, mejor evita el suelo. Sería importante que la clínica tuviera un espacio acondicionado especialmente para gatos.

Por último, nunca saques al animal del transportín antes de que te lo indique la persona encargada en la clínica.

Siguiendo estos sencillos consejos, la visita a tu veterinario dejará de convertirse en una pesadilla para tu gato y para ti.