La peritonitis infecciosa felina (PIF) es una patología grave producida por un virus. Es una enfermedad contagiosa que se trasmite principalmente a través de heces contaminadas.

La peritonitis infecciosa felina (PIF) está producida por un coronavirus. El contagio de la Peritonitis Infecciosa Felina puede producirse por el contacto directo con las heces, pero también por compartir la bandeja con otro minino o indirectamente por el contacto con ropas, el calzado, etc. de personas que hayan estado en con gatos. El contacto estrecho entre gatos puede también resultar infectante.

El virus sobrevive horas o pocos días en el ambiente, se excreta por saliva ocasionalmente, y en raras ocasiones atraviesa la placenta, pero puede persistir durante semanas en la bandeja sanitaria.

Cómo se desarrolla la enfermedad

La edad en la que se registra una mayor incidencia es en gatitos de entre los seis meses y los dos años de edad y luego a partir de los catorce años. A partir de las cinco a siete semanas de vida, los gatitos ya son susceptibles de infectarse, cuando disminuyen los anticuerpos maternos.

El período de incubación de esta patología es variable, por lo general de una a dos semanas, aunque hay casos en los que puede durar varios meses o incluso años.

No todos los animales expuestos al virus van a desarrollar la enfermedad. Algunos van a desarrollarla, otros estarán excretando el virus por las heces sin presentar síntomas durante tiempo, pero producirán anticuerpos, otros se convertirán en portadores sanos y otros serán resistentes, no excretarán el virus ni producirán anticuerpos.

Síntomas de la enfermedad

Hasta el momento se consideran dos tipos de cuadros clínicos:

  • La forma no efusiva o seca
  • La forma efusiva o húmeda

Ambas pueden combinarse a lo largo del curso de la enfermedad y con frecuencia se asocian con los cambios en la inmunidad del animal enfermo. Ambos cuadros comparten una serie de síntomas:

  • Decaimiento
  • Fiebre
  • Pérdida de peso
  • Anorexia (falta de apetito)
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Después aparecen los síntomas que van a definir la presentación del proceso: 

PIF efusiva o húmeda

Es la presentación aguda de la enfermedad. Su principal síntoma es el acúmulo de “líquido” en el tórax o en el abdomen.

PIF no efusiva o seca

Su proceso de desarrollo es más lento. A afecta a diferentes órganos. Surgen reacciones inflamatorias, granulomatosas (tipo de tejido inflamatorio) y necrosis (muerte de tejidos) que afectan las funciones normales del gato. Los órganos que se afectan con más frecuencia son los abdominales. Sobre todo el riñón y algunos ganglios, y un poco menos el hígado o bazo.

El sistema nervioso también puede verse afectado, pues aparecen signos neurológicos u oculares. Los síntomas que aparecen dependerán de los órganos afectados.

Cuál es su diagnóstico

El PIF no tiene una prueba diagnóstica aislada y específica. Esto, unido a que un animal puede tener virus o anticuerpos del mismo, pero no tener la enfermedad, dificultan el diagnóstico. Éste debe basarse en el conjunto de todos los datos disponibles.

Tratamiento

La tasa de mortalidad de esta enfermedad es alta, por lo que el tratamiento suele estar enfocado sobre todo a mejorar la calidad de vida del gato.

Prevención y control

La enfermedad tiene mayor incidencia en criaderos y colectividades de gatos. Aunque cuando en una casa ha muerto un gatito de PIF, se recomienda esperar un mes para traer a otro gatito.

Vacunación

Hay una vacuna en el mercado que es de aplicación intranasal. Según cada caso se debe consultar al veterinario sobre la indicación o no de usarla.